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Linux no se puede comprar ni vender

Como decía Manolo Escobar, ni se compra ni se vende. Al hilo de algunos comentarios de «Microsoft ha comprado Linux» que he visto por ahí, me gustaría hacer algunas aclaraciones al respecto de por qué es imposible.

Distribución de programas

Los programas o software, se pueden distribuir de dos formas: en formato de código fuente legible por las personas o en formato compilado, que solo entienden los ordenadores. La gran mayoría de sistemas operativos y programas conocidos se distribuyen compilados, de manera que no es posible saber si están haciendo algo «a escondidas» ni modificarlos.

Ahora bien, el software libre es software que, aparte de distribuirse en un formato legible por los humanos (código fuente) tiene otorgada una licencia por la cual siempre seguirá siendo libre, siendo la más importante de ellas la GPL (https://www.gnu.org/licenses/gpl-3.0.html). Esta licencia impide que el software libre pueda convertirse en no libre, cerrado, privativo, o «propietario» como también se le suele llamar.

Un símil bastante acertado es que un programa distribuido en código fuente es la receta para una tarta, pero un programa distribuido en formato compilado es la tarta. La receta te permite conseguir la tarta, pero también pequeñas o grandes variaciones de la tarta que se ajusten más a tus necesidades.

¿Qué es Linux?

Otra definición importante es la de Linux. Linux es un programa que por sí mismo no hace nada de interés para el usuario final, en el sentido de que no ofrece interfaz gráfica ni programas de aplicación para hacer absolutamente nada. Linux es «simplemente» un programa que se instala en un ordenador y controla el hardware. Fue creado por Linus Torvalds y está registrado por una marca. El código está en https://www.kernel.org/ y cualquiera puede copiárselo y modificarlo.

Ubuntu, Debian, Redhat, Fedora, etc. no son «Linux» sino que son conjuntos más o menos grandes de programas que incluyen dentro una copia de Linux. Este conjunto de programas incluye sistemas para mostrar y gestionar ventanas de aplicaciones principalmente, pero también una colección de programa de usuario final: programas para ajustar configuraciones, navegadores web, editores de código, etc.

En la medida en que una distribución de Linux incluye más o menos programas que también son libres (cubiertos por la licencia GPL) esa distribución se dice que es más o menos libre. La FSF analiza periódicamente distribuciones y orienta sobre cuales son las realmente libres, siendo el estandarte de ellas Trisquel, una distribución gallega (https://www.gnu.org/distros/free-distros.html).

El resto de programas base que hoy día constituyen lo que llamamos una distribución de Linux, viene del enorme esfuerzo del mismo creador de la GPL, Richard Stallman. Stallman reescribió e hizo software libre (eran programas no libres de UNIX, software propietario creado en Bell Labs) muchos de los programas que se necesitaban para que una persona interaccionase con el ordenador: emuladores de consola, editores de texto, gestión de archivos y un largo etc. Lo hizo bajo el paraguas del proyecto GNU (https://www.gnu.org/).

Cuando consideró que había reescrito todo el software de aplicación que necesitaba vio que le faltaba la pieza que se relaciona con la máquina. También estaban creando esto (proyecto Hurd) pero no iba a estar listo a tiempo, por lo tanto decidió adoptar Linux, de forma que lo que hoy día conocemos como una distribución es GNU + Linux + un montón de programas más. Estos últimos suelen ser los programas gráficos de escritorio.

¿Qué se compra y se vende?

Hemos visto que es un absurdo suponer que Linux (en cuanto al núcleo que se distribuye en kernel.org, creado por Linus Torvalds) se pueda comprar o vender. Si algo está disponible para que todo el mundo lo tenga, su valor intrínseco de intercambio es igual a cero. No quiere decir que no tenga un inmenso valor, que lo tiene, solo que su valor de compraventa es igual a 0.

Entonces, aquello que se puede comprar y vender no es exactamente Linux, pero sí otra serie de cosas. Se pueden comprar y vender compañías completas que han hecho su negocio en torno a linux, como Suse, Redhat o Canonical (Ubuntu). Se pueden vender derechos sobre marcas, y también se pueden vender servicios basados en software libre: no te vendo Linux pero sí te vendo horas de trabajo en modificaciones, creación de programas, etc.

¿Y qué está haciendo Microsoft?

Pues mira no lo sé porque no estoy allí. Microsoft ha perdido de facto la batalla de los servidores de aplicaciones. Hasta su nube (Azure) se ve obligada a albergar miles de instancias de distribuciones Linux.

Ellos comenzaron la batalla contra el que veían un competidor fuerte amenazando, recordemos las sentencias de Steve Ballmer «Linux es un cáncer». Como vieron que no les llevaba a nada, comenzaron la estrategia del abrazo del oso.

Poco a poco y en diferentes frentes, me da la sensación de que están llevando una estrategia de aparente simpatía hacia Linux, pero que a la larga les permita a sus clientes perdidos volver al redil. Crearon WSL (Windows Subsystem for Linux) que permite ejecutar aplicaciones compiladas para Linux directamente en Windows, además de tener distribuciones de Linux presentes en su tienda de aplicaciones: Debian, Ubuntu, etc.

Es evidente también que ofrecer Debian y Ubuntu para que sean instalados fácilmente encima de Windows tampoco constituye una compra de Debian o de Ubuntu. Si esas compras se hubieran producido lo sabríamos. Es solo que esas distribuciones son de libre distribución (valga la redundancia) y ellos, en principio sin incumplir licencia, las distribuyen. El objetivo de esto sería que los programadores dejen de descartar Windows como entorno de trabajo.

La otra pata de su estrategia es infiltrarse en organizaciones como Linux Foundation o Raspberry Foundation para tener allí voz sobre asuntos del mundo Linux. Eso, quien sabe donde puede acabar.


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