Alan Kay fue el verdadero visionario, el genio detrás de las cortinas. Trabajando en los laboratorios de Xerox Parc, inventó algo que nos suena mucho: el concepto de ventanas donde se ejecutan programas y la interacción con esas ventanas (moverlas, activarlas, cerrarlas,…) mediante algún dispositivo apuntador. Hoy día parece simple, pero en un mundo de arcanos comandos e informáticos de bata blanca, era una revolución.
Se dice, se comenta y se rumorea que Steve Jobs andaba de visita por Xerox y Alan le enseñó el invento, todo emocionado. Muchos días me imagino aquél encuentro en clave de “Celebrities” (Muchachada Nui) viendo como Steve habla con Alan manteniendo una cara de “Sí, no está mal” mientras esa pensando “ME VOY A FORRAR, ESTO LO ROBO YA”. Cosas parecidas se dicen de Bill Gates en una visita similar.
El caso es que gracias al curre de Alan, que por cierto también presentó genialidades como Smalltalk y el Dynabook (precedesor de las tablets) y la posterior comercialización por parte de estos sujetos, se hicieron enormemente populares las interfaces WIMP (Windows, Icons, Menus, Pointers). Pero ¿significa eso que son la herramienta idónea para cualquier trabajo? Definitivamente no.
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