Big Brother Google Glass
Se nos va de las manos.
Es decir, que nos encontramos felices y contentos con un dispositivo que:
- Nos hace esclavos de Google. La definición de esclavitud es trabajar a cambio de nada. No nos engañemos, esto lo quiere Google para que sigamos haciendo el mapa del mundo más exhaustivo posible.
- Le digamos, ya sin tapujos, qué nos gusta y a donde vamos a cada momento para que también puedan trazar el perfil más exhaustivo posible de bombardeo publicitario, y gratis.
- Nos mete un emisor wifi-n y otro bluetooth bien cerquita del cerebro, para que quede bien tostado.
- Crea problemas de invasión de la intimidad más graves de los que ya existían. Por lo menos con los teléfonos móviles tenías que hacer un gesto claro de que estabas grabando a alguien.
- Hace realidad las peores fantasías de todo tipo de películas y libros, encabezados por 1984 de George Orwell, el cual, se queda muy corto.
- Y crea tontacos que están más pendientes del vídeo que están viendo por las gafillas que del entorno que les rodea.
De verdad que se nos va de las manos. Y recordamos el mantra con el que nació esa simpática empresa Google:
Yo por mi parte me encuentro ya cerrando todos los servicios que pueda de esta empresa que aspira a convertirse en internet ella sola, aparte de hacerse imprescindible y atarnos a sus servicios. Las búsquedas las hago con un buscador muy bueno y más respetuoso que es ducduckgo.com.
Perpetrado el 17 de junio de 2013 por una IN (Inteligencia Natural), la mia, con cierto esfuerzo.
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